08 abril 2016

Final Fantasy Tactics A2: Grimoire of the Rift - Análisis

Si os soy sincero, la Nintendo DS es una consola a la que he infravalorado muchísimo y que he comenzado a explotar hace relativamente poco. Siempre la había visto como el portaestandarte portátil de la «filosofía Wii»: una consola infantiloide enfocada al público casual. Y es justo ahora, en pleno 2016 cuando me doy cuenta de que no podía estar más equivocado. Hará un par de meses ya, fruto del escaso interés que me producía el catálogo de Nintendo 3DS y tras haberme pasado todo el 2015 jugando única y exclusivamente a Monster Hunter 4 Ultimate, decidí echarle un ojo al catálogo yanqui de la DS y, gracias a una herramienta del futuro llamada internet (y a que las consolas de Ninty, por aquella época, no tenían bloqueo regional), pude hacerme con un cuarteto de juegos muy interesantes a los que no les presté atención en el momento de su salida. Estos son: Castlevania Dawn of Sorrow, The World Ends With You, Final Fantasy The 4 Heroes of Light y Final Fantasy Tactics A2 Grimoire of the Rift, que es el título que vamos a proceder a analizar.

Final Fantasy Tactics A2 Grimoire of the Rift (a partir de ahora nos referiremos a él como FFTA2, para abreviar), desarrollado por SquareEnix en 2007 para la consola Nintendo DS, apareció en Japón en octubre de ese mismo año e hizo lo mismo en América y Europa varios meses más tarde. Hasta el momento ha sido la última entrega de la subfranquicia Final Fantasy Tactics y también el último Final Fantasy situado en Ivalice, escenario que ya pudimos ver en otros títulos de la compañía como FFXII o Vagrant Story, por mencionar algunos. Aunque lleva un 2 en el título, esta entrega no es una secuela directa de Final Fantasy Tactics, título aparecido en Game Boy Advance, pero sí que comparte muchísimos aspectos y detalles. Es más, salvo su argumento y ligeros cambios aquí y allá, el título es, en esencia, un calco de su predecesor.

Según tengo entendido, FFTA2 comenzó su desarrollo con vistas a ser lanzado en GBA, de ahí que el diseño de los sprites, los escenarios o el mapamundi sean similares a los de FFTA. No obstante, FFTA2 se aprovecha de la potencia de Nintendo DS para mostrar unos sprites y escenarios mucho más definidos, una paleta de colores más rica e intensa y, sobre todo, permitir que la fantástica banda sonora compuesta por Hitoshi Sakimoto suene en todo su esplendor —que por cierto, ahora cuenta con temas remasterizados de FFTA y de FFXII—. Asimismo, las magias, las invocaciones y los efectos de luces también han ganado muchos enteros gracias a la hermana pequeña de GBA, lo cual hace de los combates todo un espectáculo visual. Si bien es cierto que, aunque los sprites de los personajes son los mismo que ya pudimos observar en el título anterior, los sutiles cambios mencionados anteriormente logran que el apartado gráfico y artístico de FFTA2 alcance un nivel notable. A esto hemos de unirle además un rediseño de las razas y sus clases, así como de la interfaz, que dotan al juego de un aspecto mucho más estilizado, moderno y colorido.


En cuanto al sistema de juego, este continúa la fórmula ya vista en el título de GBA, aunque también presenta ciertos cambios. Para empezar, el Juez ha dejado de ser un personaje determinante durante las batallas y ha perdido su función y su propósito. Si en FFTA las leyes (es decir, la serie de comandos que no podías usar durante un combate) afectaban tanto al jugador como a la CPU, y cambiaban según nos fuésemos desplazando por el mapa, en FFTA2 estas solo afectan al jugador y van ligadas al tipo de misión que vamos a hacer. En un principio podría parecer que este cambio es bastante acertado, pues soy el primero que reconoce que el Juez y sus leyes podían llegar a ser un verdadero incordio en ciertas misiones, pero a la larga se echa en falta esa dificultad añadida que personificaba. La implementación de las leyes añadía un componente estratégico que aquí se ha perdido. En FFTA, si incumplías una ley, el Juez te mostraba una tarjeta amarilla o una roja dependiendo de la falta cometida. Si te mostraba esta última, el personaje que hubiese cometido la sanción era expulsado del combate y debía permanecer una serie de días en la cárcel, lo que significaba que no podías usarlo durante ese tiempo. Esto obligaba al jugador a emplear bien sus cartas: ¿compensa ganar una batalla muy difícil a costa de perder a un personaje importante durante un tiempo o por el contrario dejo que el combate sea un suplicio con tal de mantener a todos los personajes? En FFTA2 no hay nada de eso. Si cometes una sanción, el Juez se retira del combate, lo que da lugar a que si alguno de tus personajes muere, no podrás resucitarlo hasta el final de la batalla.

Entre otros cambios relevantes podemos mencionar la sustitución de los famosos «puntos justos» (PJ) del juego anterior por una barra que se va llenando conforme realizamos acciones (se acabó eso de tener que eliminar a 10 enemigos para poder invocar a un totema), la inclusión de dos razas nuevas (Gria y Seeq) y nuevos trabajos, y la división del mapamundi en distintas regiones con localizaciones preestablecidas (ya no podemos colocar los escenarios donde queramos).

La progresión de personajes también se ha visto afectada por un par de cambios, en principio, bastante simples, pero que dan como resultado que las horas de juego se alarguen tontamente. El primero de estos cambios es que ahora ciertos trabajos están bloqueados y no podremos usarlos a menos que hayamos completado las misiones que nos permiten activarlos. De esta forma, si tenemos una maga roja, no podremos promocionarla a esgrimaga si no hemos finalizado con éxito la misión que desbloquea dicho oficio. El segundo cambio mencionado se corresponde con la tienda en la que obtenemos el equipamiento y las armas para nuestros personajes. Esta vez, si queremos conseguir una espada, una armadura o un bastón concretos (recordemos que las habilidades de los distintos trabajos van ligadas a las armas y es necesario dominarlas tanto para poder usarlas como para poder desbloquear ciertos oficios) debemos tener los materiales necesarios para poder fabricar dichos objetos. Estos materiales se consiguen completando misiones, aunque podríamos cambiar perfectamente ese completar por farmear, ya que hay ciertos materiales, tan raros, que deberemos hacer decenas de misiones una y otra vez hasta poder dar con ellos.


Respecto a la trama, los personajes y el tono de la obra, FFTA2 es un título mucho menos maduro que su predecesor. Luso Clemens, el protagonista de nuestra aventura, es el típico payaso de la clase al que, durante el último día de colegio antes de las vacaciones de verano, castigan a ordenar los libros de la biblioteca. Una vez allí, Luso descubre un libro de aspecto antiguo y se ve absorbido por él literalmente, lo que le lleva al mundo de Ivalice. Rápidamente, Luso se une a un clan con la intención de saber qué está pasando y dar con una forma de volver a casa, pero como el propio personaje da a entender (y aquí es donde se aprecia cuán distintos son FFTA y FFTA2 en lo que a tono se refiere): «Voy a volver a mi mundo… pero por el camino me lo voy a pasar teta». FFTA2 destila «buenrrollismo» y alegría por todos lados. Luso, a diferencia de Marche, el protagonista del juego anterior, es un chico vivaz y lleno de energía que es incapaz de rechazar las posibilidades del nuevo mundo que acaba de descubrir. No obstante, es consciente de que debe volver a su hogar, pues su familia puede estar preocupada por él, pero por el camino se lo va a pasar bien. Marche, en cambio, negaba completamente el mundo de Ivalice. Estaba desesperado por volver a casa y no mostraba ningún interés por descubrir qué podía ofrecerle este mundo mágico. Además, el contexto que le rodeaba era mucho más adulto y oscuro: su hermano padecía una enfermedad que le impedía andar, uno de sus amigos había perdido a su madre y una de sus amigas era albina, lo cual le generaba un complejo brutal. Asimismo, FFTA nos lanzaba un mensaje muy claro a lo largo de la aventura: Ocultarnos en mundo de fantasía no va a solucionar nada, debemos aceptar la realidad de la vida y hacer frente a nuestros problemas.

En FFTA2 no hay nada de esto. No hay ningún mensaje filosófico ni ningún tipo de enseñanza. Esto, unido a la actitud de sus personajes, no hace más que poner de manifiesto esa falta de madurez que mencioné más arriba. Aunque no por ello esto lo hace un título inferior. En un mercado repleto de juegos maduros, historias oscuras y adultas siempre se echan en falta títulos divertidos y alegres, y FFTA2 ofrece todo eso y más. A pesar de no ser tan profundo, la energía que desprenden sus personajes y sus diálogos tan socarrones consiguen sacarnos más de una sonrisa (el personaje de Adel no solo de es un encanto, sino que también es una experta en esto mismo). Es un título inocente y, en cierta medida, infantil, pero desprende un aire de nostalgia y despreocupación muy dulce que resulta casi anecdótico en los juegos actuales.

Desgraciadamente, el argumento no consigue estar a la altura del resto de apartados descritos y deja mucho que desear. No solo se resume en el típico malo malísimo sin carisma que quiere el poder absoluto, sino que, además, de las 20 misiones principales de las que se compone la trama principal, solo cuatro o cinco son relevantes y están relacionadas. Igualmente, el juego no se molesta en explicarte por qué está pasando todo lo que ves en pantalla o cual es la intención de los antagonistas. Es algo que molesta bastante, sobre todo porque, en el apartado artístico, son personajes con un diseño magnífico. Las misiones secundarias, por suerte, sí son mucho más interesantes y divertidas que las de la trama principal e incluso algunas tienen su propia trama y se van extendiendo a lo largo de varias misiones, tal es el caso de la historia de Frimelda o de los clanes Bicornio y Bauen. Además, los objetivos y condiciones para completarlas han cambiado bastante, por lo que ahora son más variadas: recoger objetos, dar caza a una bestia, defender a un PNJ, patearle el culo a un clan que se ha pasado de la raya...

En resumen, Final Fantasy Tactics A2 Grimoire of the Rift es un título notable en casi todos sus apartados. A pesar de su pobre argumento, su baja dificultad y el escaso uso que se le da tanto al stylus como a la doble pantalla, es un juego muy divertido, con un apartado técnico y sonoro envidiable, un trabajo de localización excepcional y, sobre todo, con cientos de horas de diversión.

Nota: [8/10]

Lumin

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